Puede parecer rimbombante, y hasta un poco egocéntrico: el título en mayúsculas, la palabra MI… pero es que, seamos sinceros… ¿¿acaso hay dos tortillas de patatas iguales?? Cada persona le da un punto diferente y la haga quien la haga toooodas, tooodas están riquísimas (bueno, a lo mejor todas no, pero casi 😉 ).
Como me he dejado la modestia en otra parte, debo contaros que a mi me sale espectacular. Aunque también es cierto que no siempre fue así. Hubo una época de mi vida en la que no le conseguía dar ese toque jugoso que tanto me gustaba, o se me quedaban las patatas crudas…en fin, un desastrillo. Con los años fui cogiendo trucos por aquí, detalles por allá, y práctica, muucha práctica, que han hecho que ahora esté muy orgullosa de MI TORTILLA (¡otra vez las mayúsculas…jeje!).
Y por eso os comparto mi modo de hacerla, que seguro que también es el modo de hacerla de otras muchas personas, y que espero que te guste tanto como a mi.
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